Las Naciones Unidas han presentado recientemente una propuesta para establecer un nuevo indicador para impulsar la sostenibilidad, el Inclusive Wealth Index, rebautizado como PIB verde. Este indicador que tendría en cuenta variables como el “capital manufacturado” (infraestructuras, bienes e inversiones), el “capital natural” (combustibles fósiles, minerales, bosques, pesquerías y tierras para la agricultura) o el “capital humano” (educación y habilidades).
Este indicador mide la riqueza de los países teniendo en cuenta no solo su capital económico, sino también el natural y el humano. Este sistema se ha explicado en un informe a partir de su aplicación en 20 países, para el período que va de 1990 a 2008. Estos países son: Australia, Brasil, Canadá, Chile, China, Colombia, Ecuador, Francia, Alemania, India, Japón, Kenia, Noruega, Rusia, Arabia Suadí, Sudáfrica, EEUU, Reino Unido o Venezuela. Juntos representan el 56% de la población del planeta y el 72% del PIB mundial. Según este nuevo indicador, el IWI de países como China sería tan sólo del 45%, frente al 422% del PIB. EEUU pasaría del 37 al 13% y Brasil del 31 al 18%. De los 20 países analizados, Japón es el único que no redujo su capital natural en este período.
El informe realiza una serie de recomendaciones específicas:
- Los países con rendimientos decrecientes en el capital natural deben invertir en capital natural renovable para mejorar su IWI y el bienestar de sus ciudadanos. Ejemplo, las inversiones incluyen la reforestación y la biodiversidad agrícola.
- Las Naciones Unidas deben incorporar el IWI dentro de los ministerios de planificación y desarrollo para fomentar la creación de políticas sostenibles.
- Los países deben acelerar el proceso de pasar de un sistema de contabilidad basado en el ingreso a un marco contable de riqueza.
- Las políticas macroeconómicas deben ser evaluados sobre la base de IWI en lugar del PIB per cápita.
- Los gobiernos y las organizaciones internacionales deberían establecer programas de investigación a los componentes clave de valor del capital natural, en particular los ecosistemas.
A partir de este análisis y recomendaciones, falta ver ahora la aplicación práctica que tendrá este indicador, en caso de que salga adelante y, sobre todo, si jugará un papel determinante para medir el poder y la capacidad de decisión de un Estado y logrará servir de parámetro para la mejora de las políticas públicas incentivando, con ello, su hegemonía a nivel internacional como indicador base equiparable al Índice del Desarrollo Humano.
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