Estos primeros días están llenos de descubrimientos culturales. El valor de la paciencia y tranquilidad está en el ADN de las y los tailandeses. Desde luego, no les gusta para nada mostrar sus sentimientos y rehúyen de todo tipo de disputa o controversia.
Las ciudades están repletas de templos budistas que denotan la cultura de paz y sosiego que se respira en Tailandia. Así, se puede visitar en Bangkok el Templo del Buda Esmeralda, conocido como Wat Phra Kaew en tailandés, es el más conocido en Tailandia y tiene el buda más venerado del país.
Se encuentra en el recinto del Gran Palacio y aunque se llama de Esmeralda, está realizado de jade verde y vestido con ropa de oro. Igualmente, se puede visitar el Templo Buda reclinado o recostado, también conocido como Wat Po, que se encuentra realizado en ladrillo y argamasa, cubierto por pan de oro. Mide 46 metros de largo y 15 metros de altura y tiene incrustaciones de madreperla y sus pies miden 3 metros, están llenos de grabaciones y la suela es de un material oscuro como si fuera una piedra.
Al día siguiente de llegar a Bangkok, se celebraba en el país el cumpleaños de la reina de Tailandia. Los tailandeses llaman cariñosamente a la monarca “a madre de todos” y por este motivo el 12 de agosto es también el Día de la Madre en Tailandia.
A la ceremonia matutina celebrada en honor a la reina le sigue un espectacular festival de música y cultura en Sanam Luang donde miles de flores decoran las principales calles de Bangkok, sobretodo en la avenida Ratchadamnoen. Miles de fotos de la reina inundan la ciudad y en cada rincón los tailandeses instalan altares en honor a la soberana. Además, los edificios públicos en las zonas con más ambiente de Bangkok se encuentran iluminados y tienen lugar representaciones culturales de diversa índole por diferentes calles de la ciudad.
Vanessa
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